viernes, 16 de octubre de 2009

La gata de mi vecina acecha en el techo de su casa.
No tiene problemas con el sol que le incide en sus ojos, ni problemas con el viento helado que está empezando a gemir.
Ella camina despreocupada por el techo, sin preocupaciones, quizás sin un concepto de "yo", ni piensa en el futuro.
Verdaderamente lleva una vida de gato...

Pero no iba a escribir por eeesto, nooo.
Cuando me bajé de la micro, luego de un intento fallido de encontrar a alguien (la gata sigue caminando....) en un lugar donde es semi dificultoso encontrar personas, miré la cordillera, vi los autos pasar a distancias mínimas de mi y pensé que si algo faltase a esta realidad (por algo me refiero a alguna persona, algun animal o alguna cosa) no cambiaría.
Seguiría su curso normal y no formaría un terrible remolino debido al aleteo de una mariposa, no.
Simplemente las cosas ocurrirían normalmente, las personas seguirian sus vidas, millones y millones sin saber siquiera que algo falta en esta realidad que insisten en llamar de ellos.

Cuando llegué me preguntaron si estaba enojado. La respuesta final fue que no, que solo estaba cansado... siendo que en realidad estaba desepcionado.