martes, 29 de diciembre de 2009

Con un día de retraso.

A pesar de no tener internet (buuuuuu, queda menos de una semana para volver) escribo bastante. Me siento al lado del pc y digo: yapo, hay que hablar de algo, hay que sacar lo que llevas dentro. (malditos eslóganes pegajosos).
Pero de todos modos escribo sobre escribir, no escribo en realidad.

Hace unos días supe que murió un tío y que hace unas semanas atrás había muerto un primo. Hijo del mismo tío. Mi reacción fue pensar: ah, que lata igual. La verdad es que a mi primo ni siquiera lo recuerdo y a mi tio creo que lo vi una vez en mi vida. Al menos recuerdo una sola ocasión, hace varios años atrás, antes de que muriera mi abuela paterna y un tío. Solíamos juntarnos en la casa de mi abuela, y allí estaba mi tío, que había viajado desde Venezuela. Nunca más lo vi. Pero a mi Papá igual le molestó y le afecto su muerte. Quizás debe haber pensado que no lo vería jamás y que poco a poco su recuerdo iría muriendo, tal como le pasó con su otro hermano. Ver como el grupo de los 5 se ha reducido a tres, eso si que me afectaría a mi.
Aún me es ajena la muerte.

Maldita.