Me enteré de que me habían cagado, y luego de la primera explosión de ira, enrolé y partí al súper.
Pregunte por las becker, y los six pack de Quilmes costaban lo mismo.
Salí con uno en la mano y me vine.
Destapé, aspiré y así paso la tarde, un millón de cigarros, y una lata tras otra.
Fue una buena despedida, con el roro incluido, para el mejor periodo de mi vida.
Pero se viene mi cumpleaños y no puedo estar así
Algo haré, el luto tiene que ser suave.