sábado, 14 de mayo de 2011

Voy a parar un poco

Ayer creí que me habían robado la mochila.

Esto es lo que encontré en mis bolsillos de ayer.
El resumen: se me acabó la plata del celu, mi bufanda desapareció (y era la que más me gustaba ¬¬).

Qué rico fue haber contestado esa llamada. Primero porque me había quedado dormido en la micro y estaba pasao el metro grecia, segundo porque me dicen: aweonao, encontramos tu mochila. Nos juntamos en la casa del Pedro.

Me bajé un poco piante, crucé la calle saltando las vallas y esperé la otra micro. Me fui cantando en voz alta, incluso semi bailando algunos temas. Estaba verdaderamente contento.
Y es que, cuando me di cuenta que no estaba la mochila me sentí pal pico. Creí que todas mis cosas estaban allí dentro (semi verdad) y cuando supe que iba a perder el pase, la tui y mi carné justo antes del viaje me bajó una pena cuatica. Y rabia. Pensar que de eso había hablado el día anterior con mi Tía, de cómo exteriorizo la rabia. Me desahogué brígido. Lloré un poco, le pegué a una pared del baño, le pegué un combo al pedro a cambio de otro y me fui.

Después esperándolo. No podía hacer nada. Te llamé para no sentirme solo, fue genial escucharte. Luego hice equilibrio mucho rato, caminaba y caminaba por una franja de hormigón. Fui a la casa del Pedro pensando que quizás el ya había llegado. No. Volví al paradero, y cuando llevaba más de una hora allí decidí tomar la micro. Me subo y estaba allí, piante, el loco del Pedro. Me ve y caxa que se tiene que bajar. Le grita al chofer: La puerta! más fuerte de lo necesario.

Me pasa la mochila y estaba todo. Se sentía cómoda en mis hombros. Faltaba la bufanda, pero si ese era el precio por recuperarla estaba dispuesto a pagarlo.
Ya feliz, con un poco de miedo por los que iban en la micro, me bajo en macul con grecia. Mi desgracia no había terminado.

Camino al Mcdonald y pido un big mac. Me dicen que ya no están en oferta...
Mi cara debió preocupar a la dependienta y me dice: pero vendemos esta otra hamburguesa, a luca.
La pido, le pago. Me la entregan y me acuerdo de la Dani, que en ese mismo mcdonald me enseñó a pedir soda. Y me day soda porfa- le digo.
Camino, me doy cuenta que faltaba el ketchup y la mostaza. Me arriesgo por segunda vez dejando mi comida y mi mochila en la mesa y corro a pedirle los condimentos. Me dan los aliños, camino de vuelta, los esparzo en mi hamburgueza y como cómo si fuera un rey. Con las manos.

Pensé en ir a lavar mis manos y no sé por qué no lo hice. Me arrepentí por el resto de la noche. Caminé, tomé la micro, me bajé en mi casa (supongo, el sueño me venció y no recuerdo mucho). Llegué, vi la hora en el equipo y pensé: chucha que es tarde. Después recuerdo que nadie le ha querido cambiar la hora. Es como una especie de recuerdo de los tiempos anteriores, cuando oscurecía más tarde.
De todos modos era tarde.

Me acuesto, duermo, me despierto, duermo.
Ahora estoy acá, después de revisar los bolsillos del pantalón y obtener la foto.
Creo que de vuelta a santiago, tomaré menos.
O jugo, ayer me hubiese gustado tomar jugo.