martes, 27 de noviembre de 2012

lunes, 19 de noviembre de 2012

El cómputo final fue

Cinco latas y más de doce cigarros el día de ayer.

Me bajó la pena y el enojo denuevo, la vida vuelve a ser una mierda.
No entiendo cómo pudo hacerlo.

Como un sueño

Desperté un poco confuso.
Cinco horas de sueño no son suficientes.
Pero, por un rato pensé que todo podía ser un mal sueño, que ahora todo estaba bien.

Me apene cuando comprendí que no...


Y, hoy en la mañana me di cuenta que el pulpo verde había desaparecido...

Siete

Así como ese capitulo que tantas veces pensé, solo que ahora el siete es por el piso en el que estoy.

Hay edificios al frente, más que los que me gustaría que hubiese, pero en fin.
Veo hacia el sur de Santiago, la ciudad en la que tanto he vivido, y en la que tanto me queda por vivir.
Hay muchas luces y me acuerdo de cuando chico, me encantaba mirar las luces e imaginar qué había. Mirar cómo los focos definían las calles, y esa titilación que le da movimiento y vida.

Estoy triste. Enojado y triste.
No solo triste por mi, sino por ella y por nosotros.
Sé que no debe ser fácil despertar y que todas las reglas hayan cambiado por lo que ocurrió anoche.
Que no supiste, o no quisiste parar de tomar, y que tus actos que ya no recuerdas, pero que sin duda disfrutaste, hayan hecho rotar tu mundo.
Como me encantaba citar: el mundo se ha movido.

Sin quererlo yo, ya nada es igual. Es uno de esos momentos donde la vida se ve frágil, donde hasta tus seguridades, que son pocas, fallan. Donde lo que no querías, ni esperabas que pase, sucede.

Y luego, te enteras que es probable que pase de nuevo, donde la concepción de error es una disculpa, pero no una nueva seguridad.
Es allí donde deseas que nada hubiese ocurrido. Que todo podría haber transcurrido bien, pero como todo siempre se complica, sale mal.

Y la solución? Correr por supuesto.

Y la explicación? Sabias que algún día pasaría.

No entiendo nada ni se que hacer.

Hoy ya debo llevar más de quince cigarros. El tabaco escaseó de pronto y quizás lo último que quede es lo que me dispongo a fumar ahora.

Y no puedo no imaginarla: bailando al frente de todos como si nada existiera, como si yo no existiera, poniendo esas caras que logré conocer para luego tomarlo de la mano y llevarlo fuera.
Y poner cara de hastío cuando se da cuenta que la están buscando y no va a poder hacer lo que quería.
Enojandose por ello.
Y quizás qué cosas màs.

Y me apena. Sin darme cuenta suspiro.

No entiendo cómo pudo...
Si sabía lo que pasaría.

Y, se me iba, en un adelanto a mi cumpleaños me regalaron zapatillas.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Quilmes

Me enteré de que me habían cagado, y luego de la primera explosión de ira, enrolé y partí al súper.
Pregunte por las becker, y los six pack de Quilmes costaban lo mismo.
Salí con uno en la mano y me vine.

Destapé, aspiré y así paso la tarde, un millón de cigarros, y una lata tras otra.

Fue una buena despedida, con el roro incluido, para el mejor periodo de mi vida.

Pero se viene mi cumpleaños y no puedo estar así
Algo haré, el luto tiene que ser suave.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Por primera vez

Me sacó una sonrisa leer: Chino malo.
Pensar que ya lo extrañaba.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Como la mierda

Mis papás.
Les digo si me pueden dejar solo el living para que estudie (después de dejar claro que necesito una habitación del tiempo como la de goku para alcanzar a estudiar lo necesario para la prueba), y qué me responden?
Más tarde...

jueves, 1 de noviembre de 2012

Podredumbre

Me venia rondando la cabeza esta palabra de hace semanas. Pero no era solamente la palabra, sino que yacía bajo ella unas ganas de bloggearla, pero no sabia cómo.
Cada día que pasaba estaba un poco más claro acerca de a que iba todo.
Ahora, después del momento de mayor claridad volvió a nublarse un poco y la convicción que había de escribirla desapareció un poco.

Pero aun permanece un paisaje; bruma, sauces y un ruido triste. El ruido más triste que haya oído.
Sabia que todo se iba a derrumbar. No caer como podría haber sucedido. No, lo queríamos tanto que tapamos el sol con un dedo y vivimos como si el suelo en el que estábamos parados fuese firme, tan firme como yo imaginé que seria, tan firme como tu recordabas que era. Y e que creo que tuviste un suelo demasiado firme.

Al fin, cuando vuelvo atrás veo cómo las cosas podrían haber sido muy distintas. Si hubiese perdonado tu actuar y hubiese bailado contigo. Si hubiese dejado que te fueras a tu casa, si creerás que aun te quiero.

Que hubiésemos encontrado la manera de que yo me fuera de tu casa sin que peleáramos a muerte; que hubiese aprendido a comprenderte, o que me hubieses enseñado; que me hubieses amado en vez de perder el tiempo estando enojada y odiando...

Tantas cosas y más.

Y ver que todo eso se convierte en podredumbre.
No todo, por supuesto.
Cuando te extrañe mucho, como esas veces que me escondo solo, extrañando y recordando, sé que volveré a esa vieja casona que dejamos olvidada, con el agua corriendo y las puertas sin cerradura y rescataré todas las cosas de las que disfrutamos, de esas que te hacían reír y las salvaré de la podredumbre, para guardarlas, no para tenerlas guardadas, sino para volver a usarlas, volver a disfrutar con ellas, quizá con un gran dejo de tristeza, algo como ir en el metro bloggeabdo mientras lloras, pero tenerlas y estar feliz por haber tenido el mejor tiempo de mi vida.