martes, 6 de septiembre de 2011

Miedo a las palabras

Hay palabras que tienen poder. Algunas que te provocan temor, otras un terror justicado. Y es que el poder no está en sí mismo, al menos no completamente, sino que está en el condicionamiento que hemos sufrido por parte de palabras similares.

Dejé la entrada hasta allí, después me fui a bañar y luego salí al supermercado. Tomé mis hawaianas, quizás pensando en que quiero estar desde septiembre hasta abril usando chalas o a pie pelado, un poco influenciado por Borges. Salí con el pelo mojado y el sol arriba. Saqué un six pack de becker (siempre becker) y un chocman. La cajera le dijo a la señora anterior que no tenía billetes, así que para no hacer ataos pagué con la tarjeta.
Me vine, comiendo chocolate y combinandolo con el sabor amargo de la cerveza. Me encanta.
Al llegar seguí tomando, me hice unas hamburguesas (una se me quemó por estar en mi pieza mientras se freía) y comí. Estaban bacanes pero ahora tengo como la guata llena. Imaginense!

Tengo que estar saliendo a la casa de la Dani. Tenemos un asado para celebrar que llegó septiembre. Pero estoy atrasado y sigo echado en mi puf.
Escucho déjame decirte algo, del chico trujillo, repitiendo la canción infinitamente y pienso que me hubiese gustado ir contigo al asado.

Y tengo miedo, ese miedo que sale cuando alguien que te importa mucho te dice que necesitan hablar. Es que no sé cómo reaccionar frente a eso. Es por eso yo pienso que salí a buscar las cervezas. Aunque, ahora me siento mejor al tomar.

Y no sé, el miedo no se va. Juego a estar en infinitos estados mentales, pero sigo en un estado vulnerable. Y no se va.

Creo que iré a lavarme los dientes para salir donde mi amiguita. Quiero tomar mucha cerveza y comer pebre. Siempre pebre. Te acuerdas que dijimos que este sabado haremos empanadas de pebre?.

=/