domingo, 14 de febrero de 2010

De vuelta.

Acá ya en santiago, respirando el rico aire, soportando el calor de la mejor manera.
Fue rico estar separado de todo por casi una semana, era como estar soñando en todo momento. Sólo que ahora tengo un cansancio físico gigantesco y me duele todo.
He escuchado por ahí que unas vacaciones "naturalistas" te ayudan a unirte con la tierra, a reencontrarte, a purificarte. No sé si el cansancio físico (insisto) habrá hecho eso, pero hubo un cambio en mi. Volví a soñar. La verdad era que no lo había notado estando acá en santiago, pero allá todas las noches soñaba con algo realmente maravilloso. Lo malo es que al despertar no lo recordaba. Como excepción recuerdo el sueño de anoche, pero es un absurdo escribirlo acá.
Cada mañana, dentro de mis primeros pensamientos estaban: El piso es duro, tengo frío, tengo calor, y qué sueño tan genial, a pesar de que no lo recuerde.
Es bello, es bueno, es bello y es bueno!

Las vacaciones fueron buenas. No perfectas, pero si inolvidables. Es raro estar allá, riendo, viendo lo efímero de la naturaleza y viviendo como no vivo acá.

Me duelen los ojos, los brazos, el cuello, las piernas, la rodilla derecha; sin embargo, me siento en paz.