lunes, 27 de septiembre de 2010

Ahora explico.

He aplazado bastante escribir, pero pienso que debo hacerlo.
Era raro verla con su cara tan normal allí sin vida. De verdad parecía que se pondría a respirar, abriría los ojos y se levantaría. O como en sus mejores tiempos, se haría la dormida y cuando uno la esté mirando saltaría diciendo buuuuuuu! riéndose de nuestras caras.
Y es que siempre decía eso. Que cuando se estuviera muriendo pasaría algo chistoso, algo propio de ella. Lástima, por ella, que no fue consiente de su muerte. Poco a poco se fue deteriorando, llegando al punto de no ver y no sé si escuchar.
Felizmente, murió sin dolor. O al menos eso es lo que nos dicen.

Verla en el ataúd. Tan elegante que se veía con esos aros que le compraron el día de su muerte. Se veía como para una navidad, tan arregladita, tan maquilladita.
Y de verdad parecía dormir, se veía tranquila.

Cuando mi mamá con mi tía salieron y me pidieron que me quedara en la pieza con "ella", pude apreciar lo que implicaba un cuerpo humano sin vida. Era como ver una incongruencia. Sí, me dije, estamos hechos para vivir.


Hoy fue el velorio. A pesar de no haber estado allí me contaron todas las personas que fueron. Debe ser triste para sus amigas verla partir, ver que ellas serán las siguientes, sin el apoyo que pudiesen haber tenido en caso de ellas haber muerto primero.
Y fue don Juan!, el último enamorado de ella. Su gran amigo que nunca la abandonó ni la olvidó.
Que la llamaba a pesar de que ella no estaba en estado de hablar y seguir el curso de una conversación normal, que le enviaba flores y que le alegraba el día.
El que nos daba pena ver cómo se entristecía al ver a su amiga así, tan distinta a como fue en su momento, cuando hablaban siempre y salían juntos.
Mi mamá dijo que lo más triste fue verlo llorar a él por la partida de mi abuela.

Al menos se fue con su ratón, el peluche que la acompañaba y la cuidaba al final de su vida.
El ratón que a veces nos tiraba, que se le perdía, pero que siempre la miraba.
Hasta parecía feliz en sus manos, parecía saber que iba a estar con ella mucho tiempo más.

Adiós.