viernes, 20 de julio de 2012

Es tarde

Del día viernes. Hoy está de cumpleaños mi hermano, adelantandome por unos cuantos meses en cinco años.

Hace más de una hora que salí de mi casa. Llegué a la universidad para esperar a alguien que, cuando llegué, me dijo que no alcanzará a llegar, aunque en el fondo, lo sabía de antes.
Miré en el paradero esperando esa mágica coincidencia que te hace sentir bien, que te hace sentir apreciado, pero el paradero estaba lleno de gente extraña, y nadie me miró con más que recelo.
Venía en un asiento, un poco sudado a pesar del frío, con sed, sobre todo con sed, y las páginas pasaban y pasaban y cada poco rato veía unas marcas de dobladura; alguien que leyó antes el libro no usaba marcapáginas y no encontró nada mejor que doblar las esquinas, un método que muchas veces usé en los libros que debía leer para el colegio, de un modo obligado.

Venía leyendo Bukowski, y con la inspiración de la asquerosidad de sus relatos me dieron ganas de no hacer nada. No venir a los computadores y bloggear, darme una vuelta por la casa del primo e invitarlo a una cerveza.
Desde que Jack murió que es bastante triste pasar por la botillería y ver que están solos atendiendo.

Por cierto, pasé todos mis ramos, entre ellos análisis, ramo de mierda que me hizo sufrir.
Ahora, puedo decir que sé topologias y voy en camino a ser matemático... ingeniero sí, así que no vale tanto.

Ya es tiempo de irme, y no llegaste.
A pesar de que te pedí antes, que porfavor, llegaras.