lunes, 6 de agosto de 2012

Ciento cuatro

Venia a mi casa después de la U, con la valo enojada conmigo y sin hablarnos.
Fue paja un rato hasta que nos pusimos en buena, y ahí pudimos conversar como la gente.

Se bajó en el lider, yo me puse mis audifonos y seguí el recorrido, pasando por esas calles tantas veces conocidas y amadas. No me quería bajar, había algo que me decía sigue; quizás esos recuerdos de veces que debí haber seguido, así que me decidí a ir a la biblioteca. Después de haberlo pensado algunos días, supe que lo que me falta es leer como antes.

Así que me bajé, intenté comprar maní confitado y al no poder, entré a la biblioteca viva, no esa que me recibió tantas veces, sino a la que queda más cerca de mi casa.
Me di un par de vueltas, entré a una exposición de Troche y elegí los libros.

Después de un mal entendido en el que me querían cobrar por un libro atrasado, pude salir con mi mochila más pesada que antes e ir a tomar la micro.

Odiando la universidad

Hoy me levanté más tarde que la hora a la que debía despertarme.
Quise dormir más porque últimamente siempre quiero dormir más. Y después de levantarme lento, hacer todo lento, intentar ponerle música sin éxito a mi teléfono y ver a Tomás González competir, salí bastante apurado de mi casa al paradero de micros.
Estaba en el paradero contando, con cada minuto que pasaba era un minuto más tarde que llegaría a la clase, y tomando en cuenta que todo lo que había intentado estudiar no resultó, estaba muy asustado.

Tomé la 114, me senté de los últimos y me fui estudiando.
Cerca de esos paraderos en los que siempre levantas la vista para ver quién sube, se subió un vendedor de dulces que contaba que después de haber tenido una vida delictual, conoció a dios y ahora predicaba y vendía dulces. Y me dio un discurso de que era terrible choro y que ahora que vende en la calle los pacos se lo llevaban, y cuando era lanza nunca.

Llegué a la U para saber que no había clases y no nos habían avisado.

Lo bueno? Fui a hablar al dim para quie nos validaran la  tui.
Y después nos fumamos un caño con los chiquillos.

Ahora, pa la casa pa poder estudiar, y porsupuesto, jugar diablo III.