miércoles, 15 de junio de 2011

El papá de Miguel

Miguel es uno de mis mejores amigos.
Le enseño todas las semanas matemáticas o física, para que esté entre los mejores de su generación.
Cuando le enseño hasta tarde su papá me viene a dejar a mi casa.
Y la conversación que hay en el auto es casi siempre la misma.

Que la cosa está peligrosa.
Que ya no hay vecinos.
Que ya no hay amigos.
Que ya no se puede confiar.

Nunca me gusta cuando se pone a hablar así. Pero es más triste que me es difícil encontrar contraargumentos.