martes, 8 de noviembre de 2011

Hace

veinte minutos que debería estar acostado, dispuesto a dormir. Pero es que llegar los días lunes a las 11pm te desgasta caleta, y no te queda tiempo para nada.
Y hoy estoy cansadísimo. Hace tiempo que no me sentía así.

En la mañana debía ir a la U. Había quedado en que iba a conversar y soltar todo el rollo, pero llegué tarde y no quise ir al laboratorio y no quería usar el celular así que me eché en el pasto a leer. Estaba a punto de terminar Desgracia. Leí y un señor jardinero me dijo que los regadores se iban a activar. Me fui a la pileta, leyendo de espaldas.
Al rato entré a la biblioteca, quería ver a mi amiga la tía. Me vio y se preocupó, quizás qué vio en mi cara. Me retó porque tenía cara de haber pasado anoche de largo y le dije que no, que no era eso. Atribuyó mi malestar al movimiento, a que las cosas no iban como quería. El consejo que me dio igual sirvió.
Después me dejó solo y terminé de leer. Bajé al subterráneo buscando el lugar más piola pa estar. No quería ver a nadie y me encontré con el Benja. Fue bacán, me sentí bien por primera vez en días y me senté con él. Estudiamos harto.
Después almorcé y no entendí nada.
Después a clases y entendí todo y me gustó.
Después volver al estudio.
Después un auxiliar en el que había un perro, y yo era el que más le hacía cariño al perro. Estaba bien sucio sí, pero como yo estaba en primera fila y el perro adelante, debía ser el que le hacía cariño. En medio de la clase escucho un Pipe! super fuerte, y al mirar para atrás apuntan al perro. Tenía mi pulpito en la boca y lo intenaba sacar.
Lo reté y le dije que nadie se metía con mi pulpito.
Siguió la clase, iba lenta y en el ejercicio me fue bien.

Después fui a hacer clases y me gustaron.