miércoles, 12 de diciembre de 2012

El Otro

Desperté y la pieza estaba muy iluminada; supe de inmediato que no era mi pieza. La de la Cami dije, y me tranquilicé para luego vertirme más rápido que flash e ir a despertarla. Fallé por más de dos horas en dicha tarea...

Cuando ya tuve un tiempo de relajo, recordé que antes de despertar, estaba soñando con mi abuelo paterno. Nunca lo conocí, así que el hecho de que fuera parecido a mi Padre era más bien una loca idea mía.
Íbamos los tres en el auto. Era poco pensar cómo tres generaciones convertían dentro de un mismo lugar, y yo ser parte de ella. Yo manejaba a pesar de que me costara mucho, era como si manejar me cansara y no pudiera seguir haciéndolo.
Paraba en Santa Amalia porque vimos que gente intentó separar a un perro y un gato bebé. Cuando el perro intentaba comérselo por al menos segunda vez, el gato cayó y yo lo atrapé, dejándolo tras de una reja, al resguardo del perro, en un lugar dominado por gatos.

Después estábamos los tres, hablando de esas cosas que crees que se hablan con tus amigos y de pronto te sorprendes al escuchar por primera vez a tu abuelo decir que tenía manos pa topi.

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