sábado, 28 de mayo de 2011

Cuarto día

Despertamos con caña.
Yo salí prendío. No tenía sueño y tenía esa herida fea y abierta en mi pierna. Me dolía caleta.

Me levanté y fui a recepción. Pagué lo que debía del taxi del día anterior y revisé el correo. Subí y desperté a Martín. Eran como las 2 y teníamos que salir a comer. Lo levanté.
Juan estaba cocinando las papas que sobraron del día anterior, así que almorzamos con él.

Queríamos conocer el Parque San Martín. Fuimos al centro a reservar pasajes para el día domingo y buscamos un lugar donde vendieran tarjetas Red Bus. Algo como la tarjeta bip pero de Mendoza.
Caminamos mucho, esperamos la micro y nos subimos.
Llegamos al parque y no bajamos. Fue algo implícito. Ambos queríamos seguir allí.
La micro seguía y seguía. Terminó el pavimento y se adentró en caminos de tierra. Luego en unos cerros. Veíamos como personas bajaban y subían. Nosotros en silencio, los mismos asientos.
Llegó al final del recorrido. Todo denuevo.
Volvimos al centro, llegamos al hostel. Me sentía mal.
Dormí.
Martín salió.
Dormí.

Me desperté y ya era de noche. Comí algo. Quería salir a comprar recuerdos.
Me compré un bolso.
Una bombilla para el mate.
Una alcancía de papel maché.
Una pipa de agua.
Un cinturón para mi Mamá.

Gasté toda mi plata argentina.
Volvimos al hostel. Vimos películas, jugamos juegos de mesa.
Nos fuimos a acostar, al otro día nos esperaba un día pesado.

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