jueves, 4 de agosto de 2016

Me sorprendió

El caminar con los tubos de pvc y mi reacción tan decidida en su momento previa a ser tan cuestionada. La puerta abierta y mi disposición a llegar lo antes posible al lugar al que iba atrasado. Mala decisión con la que me encontré discutiendo. 

Y la micro demoraba tanto en su devenir, entre tantas luces rojas mi racionalidad volaba y volvía a sentir aquella sensación de arrepentimiento, de evaluación a posteriori de la situación y la conclusión incomoda de que decidimos mal. De que un empujón y azote con nuestras inseguridades tienen que ocurrir frecuentemente. Que si no nos olvidamos quienes somos y quienes fuimos y por qué nos convertimos en quienes somos. Y sobre todo, quienes queremos ser. El dinamismo de la vida que nos tiene entre sorpresa y sorpresa ante el incierto devenir. Que vamos construyendo, cimentando para luego poder extender nuestro deseo.

The bends trajo la reflexion que la memoria dejó inconclusa y al mismo tiempo el post rock viene desde donde no lo esperé. Al final llegué a las ballenas sin comprender el fuerte impulso que me hizo querer escribir lo que sentía. Y es que fue muy fuerte mientras lo sentía por primera vez. Cómo las ganas de saber en qué concluía el encuentro me derrotaban. Al final hubo que cortar por lo sano, escribir para dejar de sentir. Para olvidar y enterrar, esos deseos incontrolables de sentirme bien ante todo.

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Felipe 

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